Coordinadora:
Isabel María Gallego Pérez
En esta práctica abordaremos el tema de la higiene,
la cual consideramos una necesidad básica desde los primeros años de vida de un
niño o niña. Durante esta práctica intentaremos explicar cómo trasmitir a los
niños y niñas la adquisición de normas importantes relacionadas con contribuir
a la mejora del bienestar.
Consideramos
que la higiene estudia las condiciones y los factores personales
o ambientales que influyen en la salud física y mental que favorecen la
aparición y la difusión de las enfermedades.
Como futuras maestras que seremos somos conscientes
que durante los primeros años de vida del niño o niña, la necesidad de higiene
será solucionada por los adultos pero intentaremos poco a poco que se fomente
el progreso en la adquisición de hábitos de higiene.
A continuación numeramos diez normas que
consideramos importantes para llevar a cabo en un aula de niños y niñas de 4
años.
Normas
para la adquisición de hábitos de higiene para niños y
niñas de cuatro años.
1.
Lavarse
las manos antes de comer y después del baño.
2. Lavarse los dientes después de cada comida.
3. Limpiarse después de hacer pipi o caca.
4. Cuidarse las uñas para mantenerlas limpias.
6. Mantener el pelo limpio para prevenir “bichitos”.
7. Ducharnos todos los días y frotarnos bien con jabón en el momento del
baño.
8. Llevar siempre la ropa limpia.
9. Cepillarse el pelo todos los días.
10.Mantener
la nariz siempre limpia.
Estas
normas se llevarán a cabo en clase a través distintas actividades, como pueden
ser, cuentos o vídeos, canciones, poesías o adivinanzas y bits de inteligencia.
-
Cuentos o vídeos:
Sentaremos a los niños y niñas en asamblea,
propiciando un clima adecuado en el que se encuentren relajados (después del
recreo o antes de la siesta). Se utilizará un tono armonioso, con una
entonación adecuada que mantenga motivados a los niños y niñas durante todo el
cuento.
EL SAPO DENTUDO
Hace mucho, mucho
tiempo, hubo un mago que por casualidad inventó un hechizo un poco tonto, capaz
de dar a quien lo recibiera una dentadura perfecta. Como no sabía qué hacer con
aquel descubrimiento, decidió utilizarlo con uno de sus sapos. El sapo se
transformó en un sonriente y alegre animal, que además de poder comer de todo,
comenzó también a hablar.
- Estoy encantado
con el cambio- repetía el sapo con orgullo- prefiero mil veces las dulces
golosinas que seguir comiendo sucias y asquerosas moscas.
Viendo el regalo
tan maravilloso que suponía aquella dentadura para el sapo, y el poco cuidado
al elegir sus comidas, el mago no dejaba de repetirle:
- Cuida tus
dientes, Sapo. Lávalos y no dejes que se enfermen ni tengan caries. Y sobre
todo no comas tantas golosinas...
Pero Sapo no
hacía mucho caso: pensaba que su dentadura era demasiado resistente como para
tener que lavarla, y las golosinas le gustaban tanto que ni intentaba dejar de
comerlas.
Así que un día
aparecieron las caries en su dentadura y se fueron extendiendo por su boca poco
a poco, hasta que al descuidado de Sapo descubrió que tenía todos los dientes
huecos por dentro, y se le empezaron a caer. Intentó cuidarlos entonces, pero
ya poco pudo hacer por ellos, y cuando el último de sus relucientes dientes
cayó, perdió también el don de hablar.
¡Pobre Sapo! Si
no lo hubiera perdido, le habría podido contar al mago que si volviera a tener
dientes los cuidaría todos los días, porque no había nada más asqueroso que
volver a comer bichos ¡puaj!